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Santo Tomás de Aquino (página 2)



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Biografía

Tomás de Aquino, Santo (1225-1274),
filósofo y teólogo italiano, en ocasiones llamado
Doctor Angélico y El
Príncipe de los Escolásticos, cuyas obras le
han convertido en la figura más importante de la
filosofía escolástica y uno de los teólogos
más sobresalientes del catolicismo.

Nació en una familia noble en
Roccasecca (cerca de Aquino, en Italia) y
estudió en el monasterio benedictino de Montecassino y en
la Universidad de
Nápoles. Ingresó en la orden de los dominicos
todavía sin graduarse en 1243, el año de la muerte de
su padre. Su madre, que se oponía a la entrada de
Tomás en una orden mendicante, le confinó en el
castillo familiar durante más de un año en un vano
intento de hacerle abandonar el camino que había elegido.
Le liberó en 1245, y entonces Tomás viajó a
París para completar su formación. Estudió
con el filósofo escolástico alemán Alberto
Magno, siguiéndole a Colonia en 1248. Como Tomás
era de poderosa constitución física y taciturno,
sus compañeros novicios le llamaban Buey Mudo, pero
Alberto Magno había predicho que "este buey un día
llenará el mundo con sus bramidos".

Tomás de Aquino fue ordenado sacerdote en 1250, y
empezó a impartir clases en la Universidad de París
en 1252. Sus primeros escritos, en particular sumarios y
explicaciones de sus clases, aparecieron dos años
más tarde. Su primera obra importante fue Scriptum super
quatuor libris Sententiarum Magistri Petri Lombardi (escrita
aproximadamente entre 1254 y 1259), que consiste en comentarios
sobre una obra influyente relacionada con los sacramentos de la
Iglesia,
Sententiarum libri quatuor (Cuatro libros de
sentencias) del teólogo italiano Pedro
Lombardo.

En 1256 a Tomás de Aquino se le concedió
un doctorado en Teología y fue nombrado profesor de
Filosofía en la Universidad de París. El papa
Alejandro IV le llamó a Roma en 1259,
donde sirvió como consejero y profesor en la curia papal.
Regresó a París en 1268, y enseguida llegó a
implicarse en una controversia con el filósofo
francés Siger de Brabante y otros seguidores del
filósofo islámico Averroes.

Santo Tomás primero sugirió su
opinión madurada en De unitate intellectus contra
averroistas (1270). Esta obra invirtió la corriente de
opinión hasta entonces favorable a sus oponentes, quienes
fueron censurados por la Iglesia.

Santo Tomás dejó París en 1272 y se
fue a Nápoles, donde organizó una nueva escuela dominica.
En marzo de 1274, mientras viajaba para asistir al II Concilio de
Lyon, al que había sido enviado por el papa Gregorio X,
cayó enfermo. Falleció el 7 de marzo en el
monasterio cisterciense de Fossanova.

Santo Tomás fue canonizado por el papa Juan XXII
en 1323 y proclamado Doctor de la Iglesia por el papa Pío
V en 1567. Su fiesta se celebra el 28 de enero.

Influencias
aristotélicas

Aristóteles influye en Santo Tomás
principalmente en:

Ontología (teoría
sobre la realidad) y cosmología.
Recoge la teoría del movimiento, dotando
al acto primacía sobre la potencia, la
teoría hilemórfica
, todo esta
compuesto por materia y
forma, aunque añade seres inmateriales, dios y los
ángeles. Distingue entre cambio
sustancial
y accidental, en Sto.
Tomás la forma es la esencia, la naturaleza,
atributos no esenciales que se ganan o se pierden. También
recoge la teoría de las cuatro causas:
material, formal, eficiente y final.

Teología (teoría sobre
dios). Desarrolla cinco caminos para demostrar que dios existe.
Como influencia aristotélica recoge la necesidad de un
motor
inmóvil de todo el universo, un
dios concebido como acto pleno, puro, acabado. Aunque
Tomás añade a este dios la preocupación por
el mundo que creó en un acto de pensamiento,
sin tiempo, desde
la nada, desde la eternidad. Es todopoderoso,
omnipotente.

Antropología (teoría
sobre el hombre). El
ser humano es una única sustancia compuesta por materia y
forma, cuerpo y alma. Aquino
añade que no es incompatible que el alma sea inmaterial e
inmortal (creada por dios en la concepción) y que exista
una vida eterna alejada del cuerpo, sobrenatural.

Ética (teoría sobre
la moral). El
fin último de la vida es la felicidad que tiene que ver
con la actividad contemplativa. Y según Aristóteles sólo se podría
disfrutar de una manera limitada, en cambio, Aquino
dice que por su fin sobrenatural se puede dar de forma ilimitada,
de una felicidad perfecta, la contemplación beatificable
de dios, el cielo cristiano.

EL
CONOCIMIENTO
:

La base empírica del
conocimiento

La gnoseología tomista está estrechamente
unida a la cuestión de la relación entre
teología y filosofía (entre el orden natural y el
sobrenatural). Esto se debe a que en Santo Tomás la
concepción del ser queda radicalizado en el singular
quedando pegada a una filosofía del espíritu, no a
una filosofía de la físis como en
Aristóteles. Hay una existencia concreta de la
cosa.

Pero igualmente Santo Tomás de
Aquino siguiendo el empirismo
aristotélico, estima que todo conocimiento
ha de partir de una reflexión de que se da en la
experiencia sensible. No se trata de una limitación a los
datos de
los sentidos.
El sujeto comienza con lo dado, pero ha de seguir un proceso de
abstracción.

Al igual que Aristóteles, considera que la
realidad está formada por sustancias, compuestas por
materia y forma, siendo la forma la responsable de la esencia de
dicha sustancia. El mundo se articula debido a la existencia de
estas formas, sin las cuales sería imposible el
conocimiento. La teoría tomista del conocimiento se
basa pues, en el carácter abstractivo del proceso de
conocer.

En Santo Tomás hay que distinguir el conocimiento
sensible, que proviene de las sensaciones corporales y es un
conocimiento particular de las cualidades sensibles de las cosas,
y del conocimiento inteligible, obra del entendimiento y que se
constituye como un conocimiento universal o por
conceptos.

En un primer momento, los estímulos del medio
impresionan nuestros órganos sensoriales,
produciéndose lo que Tomás de Aquino denomina
"especie sensible impresa", que se registra en la
imaginación ocasionando ciertas imágenes o
"especies sensibles impresas". Estas imágenes conservan
vestigios de particularidad de los objetos de los que provienen,
pues el universal, como tal, todavía no ha sido
captado.

Es en el conocimiento inteligible donde se produce la
abstracción, la separación de la forma o esencia
con respecto a la materia individual. La abstracción es el
proceso por el que se pasa del conocimiento sensible a
inteligible. Cuando se conoce intelectivamente, lo que se separa
es la forma de la materia individual. Por ejemplo en el hombre la
carne y los huesos
sería materia común, pero, esta carne, estos huesos
sería materia individual. El entendimiento abstrae la
especie de la materia sensible e individual, no de la materia
común, pues ésta pertenece a la naturaleza
específica de la substancia.

En conclusión lo podemos sintetizarlo de la
siguiente manera:

-Los sentidos captan el objeto sensible concreto,
este es el punto de partida del conocimiento, al que
Aristóteles denomina: especies sensibles
impresas.

-En la imaginación se graba la imagen propia
de ese objeto, al que llama fantasma, y son las imágenes
de los objetos captadas por nuestros sentidos que se graban en
nuestra imaginación como son las fantasías, a la
que llama especie sensible expresa.

-El entendimiento agente abstrae o despoja al objeto
concreto de todo aquello que le impida ser inteligible,
quitándole todo lo que tiene de particular y concreto, y
el resultado es la especie inteligible impresa.

-El entendimiento paciente elabora los datos del
entendimiento agente hasta llegar al concepto
universal, que tiene la capacidad de abstraer. Los conceptos
(ideas) son siempre universales y abstractos. A este grado de
abstracción lo llama especie inteligible
expresa.

El entendimiento pasible es el que combina los objetos,
los relaciona, los juzga, los afirma o niega, los compara…en
definitiva es el que forma los juicios universales que hacen
posibles las ciencias
(definiciones).

-La conversión al fantasma: se produce cuando el
entendimiento, teniendo en cuenta el conocimiento universal, lo
aplica al objeto concreto. El entendimiento conoce directamente
lo universal y a los seres concretos de modo indirecto a
través de los sentidos.

El entendimiento forja un concepto universal a partir de
las imágenes, y prescindiendo de sus cualidades sensibles
materiales y
particulares para atender sólo a la esencia universal de
las cosas.

Como dijimos en cuanto que el entendimiento es el autor
de los conceptos, lo denomina entendimiento agente (extrae de las
formas particulares las formas) y en cuanto que los conceptos
quedan impresos en éste, entendimiento paciente o
pasivo.

Como Aristóteles, Santo Tomás de Aquino
defiende que la forma, el universal se halla en las sustancias
individuales, no fuera de ellas. Los universales
abstraídos de lo individual se constituyen como objetos
propios del entendimiento agente.

Para terminar el proceso cognoscitivo, el entendimiento
compara la imagen con el concepto formado, aceptando que a dicha
imagen corresponde dicho concepto (conversión al
fantasma).

Vemos, pues, que el conocimiento racional procede por
abstracción. De ello se deduce que requiere actos de
composición y división, afirmaciones y negaciones
que expresan mediante juicios lo que el entendimiento va
conociendo de la cosa misma. Esto se denomina razonamiento y
origina una ciencia
discursiva.

El entendimiento humano no es acto, sino potencia; tiene
que actualizarse a través de las especias
abstraídas de lo sensible. El entendimiento agente se
conoce en el acto de abstracción. Todo esto pertenece al
orden filosófico, pero también hay que tenerlo en
cuenta cuando se procede según el orden
teológico.

El entendimiento humano entiende las cosas en su propia
esencia, pero no se entiende a si mismo en su propia esencia; se
entiende a si mismo en la medida que entiende a la cosa; en la
medida en que se conoce a si mismo por su acto.

Ahora bien todo esto es una explicación de la
teoría del conocimiento en Santo Tomás, pero como
lo hacemos funcional; como funciona todo esto en la realidad,
cual es la interpretación última de su
teoría; tenemos que decir que para Santo Tomas en el acto
de entender hay una traslación a la dimensión del
espíritu.

¿Qué es lo primero que se presenta al
entendimiento? Podemos decir cierta cosa común, en otras
palabras, se presenta el ser y lo verdadero del objeto, pero
también el ser del sujeto; este acto de entender es la
participación del uno y del otro; el sujeto lo que
entiende lo entiende en su ser. Tiene que haber un fluido entre
el sujeto completo y la cosa completa; los dos revelan el ser. En
S. Tomás el ser es limitado por la naturaleza, pero lo
abre o le da una apertura al mundo.

En la especie impresa se pone en contacto el ser del
sujeto y el ser de la cosa, el ser sería como el nexo
entre el entendimiento y la forma que quedó impresa. Hay
como una doble condición; la forma propia y la forma del
otro; la forma inteligible del otro lo traslada a su
ser.

La cosa imprime en la inteligencia,
una especie, una cosa representativa "que es", el sujeto sabe
"que es", por que el también "es", por que el
también tiene el ser, lo tiene en su misma naturaleza. El
ser no es un concepto, es un acto.

Por tanto el ser es entender la cosa, es vivirla, saber
que la cosa está ahí y que existe, una objetividad
abierta; como ya dijimos, es la apertura al mundo.

Sin embargo el ser está limitado por el género y
la especie, limitado por la naturaleza.

El ser es entender lo inteligible, la infinitud
inteligible.

El ser que capta el sujeto (con su ser), es una identidad
nueva, de allí sale la esencia. Por otra parte para captar
el ser del objeto depende de lo real, lo real aquí es
fundamental, de esta manera el entendimiento convierte en
inteligible todo ser.

Para entenderlo mejor podemos decir que captar el ser
del otro no es otra cosa que captarlo en vivo y en directo,
inteligir algo viviente, no captarlo como un concepto (S. Th.
1° Parte Q’ 79 Sobre el entendimiento).

Lo primero que se aprehende es el ser, el entendimiento
agente es despertado por el ser del objeto. De esta manera el ser
es la intencionalidad ontológica.

Por otra parte la imaginación que está en
potencia con el dato, se actualiza y combina.

Para S. Tomás el ser espiritualiza a la materia,
esto se debe que el ser del objeto no es otra cosa que una
participación del ser de Dios o del Esse
subsistem.

EL JUICIO DE
VERDAD

Para Santo Tomás el orden de las esencias
está configurado en la creación, las esencias son
simples. Santo Tomás en la cuestión 85, art. 6 del
libro 2; si el
entendimiento puede ser falso: responde que para que un juicio
sea verdadero, tiene que reflejar la esencia. Si se atiene a la
esencia no se puede equivocar, claro está que de esto se
deduce que no se puede decir nada nuevo; en otras palabras en un
juicio de verdad según la esencia no se puede salir del
orden de la inteligibilidad de ese objeto. S. Tomás que da
atrapado en la individualidad del ente.

Ahora bien intentemos una definición del
"juicio": una definición real de juicio puede darse
así: es un acto de la mente por el cual, o bien unimos
mediante nuestra afirmación dos ideas que se nos han
ofrecido, o bien las separamos mediante nuestra negación;
o podríamos intentar otra como esta definición:
asentimiento de la mente a una identidad, o a una diversidad
objetiva de dos ideas una vez conocidas.

De ahí que esta operación se llama
también: unión y división, por que es el
acto que une y divide dos conceptos objetivos, no
mediante la simple yuxtaposición o separación de
ellos, como sucede en la síntesis y
el análisis, sino por un nuevo acto de
afirmación y de negación; de donde se llama
también. Finalmente, adhesión o asentimiento de la
mente, por el que la mente, se adhiere y se une
íntimamente con la verdad pensada.

En definitiva el juicio, formalmente consiste en aquella
adhesión o asentimiento, por el que afirma la identidad o
diversidad de aquellos conceptos.

Aristóteles define al juicio como:
"Reunión o síntesis de conceptos inteligibles que
existen como una sola cosa (como si fueran una sola
cosa)".

Por otra parte Santo Tomás define el juicio como:
"El juicio es la operación del entendimiento
según la cual reúne y separa, afirmando y
negando".

Santo Tomás afirma que entre el sujeto y la cosa
hay una relación ontológica, que es el ser de la
cosa y mi ser; hay una relación entre cosa y ser; en otras
palabras compartimos el ser; el entendimiento tiene la capacidad
de captar la forma que a la vez activa el entendimiento, hay una
unidad.

La inteligencia debe captar la inteligibilidad del
objeto, luego hay que hacer una composición unitiva del
ser, develar al ser.

En la reflexión el núcleo es el ser en que
vivimos, en la reflexión se trasmite esa inteligibilidad.
Como ya dijimos lo que pesa es el ser que está ahí,
está en acto, y me pone en acto a mi. Uno se trasporta al
objeto y este le trasmite al sujeto una forma.

Ahora bien para Santo Tomás el fundamento del ser
está en el espíritu. El ser esta como acto por que
está espiritualizado.

El ente quedó en el plano de la sustancia y el
ser se eleva al plano del espíritu, lo hace inteligible;
de está manera profundiza el ser del ente, profundiza al
ser que somos. Ese ser es creado por Dios; en este sentido el ser
análogo, como el ser de cualquier animal, como el ser de
Dios. El ser es una apertura al abismo.

Por ello concluimos que en la verdad del juicio hay que
captar la dimensión ontológica, una dinámica de la potencia al acto que no
está separada. Una sola existencia del ente.

El ser es el objeto formal del hombre, dinamismo
ontológico.

El acto de ser (esendi) es un esse, la esencia es lo
inteligible, el acto de ser le es inmanente a la esencia. El
cognoscente desmaterializa al ente, lo hace ser en acto,
inteligible.

Ahora bien la pregunta que queda sin resolver es como se
organiza la verdad del juicio, como puedo decir que algo es
verdad.

La respuesta primera que podemos dar es que no es una
resultante relativa de mí solamente (yo solo) sino de mi y
el objeto (el mundo).

Para Santo Tomás hay tres pasos para la verdad el
juicio:

  1. Juicio como composición.
  2. Juicio como afirmación.
  3. Juicio como reflexión.

Juicio como composición: complemento del
conocimiento. Desde la sensibilidad recibimos múltiples
elementos o datos; aquí obtendremos la articulación
de esos datos, llevarlo a la unidad del objeto. En una
composición de la mente y el objeto. El juicio tiende a
hacer una síntesis (materia y forma, sustancia y
accidente), para luego comprenderlo; es decir llegar a la unidad
simple; por ej. el hombre es una animal racional.

En la composición hay una simple
aprehensión, los accidentes que
componen la sustancia. Tengo que juntar sujeto y predicado. Veo
al gato y tengo la forma, pero todavía no la puedo
atribuir al gato; tengo que aplicar al materia el ente,
allí se conjuga el "es".

El juicio como afirmación: el asentimiento
como valor, ej. El
gato es lindo. Hay como una transformación de la
inteligencia, aplicando lo inteligible al objeto; y le da
objetividad; esta es la función
del juicio.

El verbo ser tiene dos funciones:
copulativa y existencial.

Copulativa; como síntesis de la forma y la
materia, unir la forma a la materia, el "es" es su
predicado.

Existencial: esa unión la pone en su ser en acto.
No solo la existencia sino también el atributo. La cosa
queda incorporada al acto del espíritu, se incorpora a la
existencia del espíritu como entender. Este entender como
de la existencia.

En Santo Tomás el mundo, es un mundo integrado;
lo entiende desde si, que existe.

Ese dinamismo trascendental se constituye el objeto
intencional, como condición de posibilidad para que sea
inteligible lo real. En ese acto de ser actuado se aprehende la
esencia viviente. En esa esencia se da una apertura infinita al
ser que somos.

Podemos terminar diciendo que el juicio afirma, el
sujeto pone el valor maneja el ser y lo afirma. El intelecto en
acto y lo inteligible en acto son una misma cosa.

El juicio como reflexión: reflexión
sobre la naturaleza de su acto. Reflexión sobre la
presencia, ponerse a distancia y afirmarlo, como una nueva
inteligibilidad. Aquí la inteligencia vuelve sobre su
operación. Hay una reflexión inteligible, reconoce
es si y aprehende la esencia.

El entendimiento agente reconoce la naturaleza de su
acto, es necesario volver hacia atrás, retorno de la
inteligencia sobre ella misma y la conformidad con la cosa; todo
termina en el acto.

EL
CONOCIMIENTO POR CONNATURALIDAD

Santo Tomás antes de tomar el tema del
conocimiento; en los primeros capítulos de la Suma
Teológica primero habla sobre la sabiduría.
Aquí podemos ver la relación que hace del juicio
del entendimiento con lo espiritual.

"Sabiduría se dice de dos maneras, según
un doble modo de juzgar, habida cuenta que es propio de la
sabiduría el juicio sobre las cosas. Pues ocurre que
alguien juzga por modo de natural inclinación, así
como quien tiene una virtud juzga rectamente acerca de lo que se
debe obrar según aquella virtud, en cuanto está
inclinado a aquellas cosas; por lo cual, en el Libro de la
Ética, dice que el virtuoso es la medida de los
actos humanos. De otro modo, se juzga por modo de conocimiento,
como alguien instruido en la ciencia
moral puede
juzgar sobre los actos virtuosos aunque no tuviese virtud. El
primer modo de juzgar sobre lo divino corresponde a la
sabiduría que es don del Espíritu Santo; el segundo
modo pertenece a esta doctrina, según que se adquiere por
estudio, aunque sus principios sean
creídos por la Revelación".

Algunos han mal interpretado esta cita, una cierta
sospecha de actitud
"irracionalista" apoyada o bien en la mística o bien en un
voluntarismo, podrá advertir el malentendido a que se ha
dejado llevar por la falta de comprensión de la
distinción establecida por Santo Tomás atendiendo
al texto en que
se plantea si la sabiduría es una virtud intelectual, si
tiene su propio sujeto en el entendimiento:

La sabiduría importa cierta rectitud del juicio
según razones divinas, dice:

Santo Tomás. Pero la rectitud del juicio puede
darse doblemente: de un modo, según el recto uso de la
razón; de otro modo, por cierta connaturalidad respecto a
aquello sobre lo que hay que juzgar, así como de lo que
pertenece a la castidad juzga rectamente el que adquirió
la ciencia moral.

Así pues, tener un juicio recto sobre lo divino
por investigación racional pertenece a la
sabiduría que es virtud intelectual; pero tener un recto
juicio de ello según cierta connaturalidad a las cosas
divinas corresponde a la sabiduría según que es don
del Espíritu
Santo. Esta connaturalidad a las cosas divinas se tiene por
la caridad, que ciertamente nos une a Dios, como se dice en I
Cor. 6, 17: "El que se adhiere a Dios, se hace un espíritu
con Él". Luego la sabiduría que es don del
Espíritu tiene ciertamente su causa en la voluntad, a
saber, en la caridad; pero su esencia la tiene en el
entendimiento, en el cual es propio juzgar".

La distinción entre el conocimiento por
connaturalidad respecto del conocimiento por intelección y
discurso
racional, que se introduce en la Doctrina Sagrada de Santo
Tomás precisamente para caracterizar el más alto
grado de conocimiento intelectual que el hombre tiene por la
actuación en su mente de los dones del Espíritu
Santo, no es, en modo alguno, un anticipo de tendencias
sentimentalistas, voluntaristas, desdeñosas con la
seriedad especulativa, contemplativa, en nuestro conocimiento de
Dios. El don del Espíritu Santo "causa la rectitud de
nuestro juicio sobre lo divino, o sobre todo lo demás por
normas
divinas, por cierta connaturalidad o unión a Dios; la cual
unión se obra por la caridad. De aquí que la
sabiduría de que aquí tratamos presuponga la
caridad… por lo que esta sabiduría de que hablamos no
puede darse en el hombre en pecado mortal".

El pensamiento de Santo Tomas también llamado
Doctor Angélico, podemos decir que siempre esta en
equilibrio
intenso y tensionado hacia el bien y la verdad entre errores
opuestos. Es, pues, absolutamente injusto el juicio de Karl Jaspers
que, en su obra La fe filosófica ante la
Revelación
, caricaturiza a Santo Tomás como si
buscase siempre una inconsistente unificación de doctrinas
opuestas. La síntesis de Santo Tomás no concilia
contrarios, ni pretende superar contradicciones, sino que respeta
enérgicamente la realidad sintetizando, en su doctrina, lo
que en la realidad de las cosas ha sido armónicamente
"puesto junto" por el Creador, en orden, precisamente, a la
comunicación del bien participado a sus
criaturas.

Para Santo Tomás, existe una armonía entre
la gracia (don sobrenatural de Dios) y la naturaleza
humana y el hecho radical de que es ésta en cuanto tal
(pero precisamente en cuanto "herida por el pecado") la
destinataria, a modo de sujeto receptivo, de la gracia sanante y
divinizante, conducen connaturalmente a descubrir que la misma
estructura de
la mente humana -que, por la posesión del acto de ser en
su alma, forma no totalmente inmersa en la materia, aunque
constituya el compuesto humano a modo de forma substancial, es
por su misma entidad capaz de auto-conciencia
según su ser, de experiencia perceptiva e inmediata de su
vida ejercida en los actos intelectuales
y las voliciones conscientes y libres- esto la hace
"obediencialmente apta" para que su vida cristiana se desenvuelva
en la experiencia mística.

Concluyamos diciendo que esta capacidad obediencial para
recibir, por don divino, la connaturalidad con el bien divino la
podemos hallar por cuanto si el hombre no fuese consciente de su
vida individual, por su entendimiento y su voluntad, no
podría siquiera la objetivación humana concebir la
bondad del ente.

Afirma Santo Tomás, como precedente a la
concepción de lo que es como bueno, que el hombre, por su
entendimiento, "aprehende que apetece lo que es"

Ciertamente es ésta una estructura universalmente
constitutiva de la naturaleza personal humana,
pero precisamente cada uno de los hombres puede formar el juicio
sobre el bien en el ente, y puede su juicio teorético
hacerse, por extensión, práctico al descubrir los
fines a que se ordena naturalmente su vida personal y conocerlos
como "debiendo ser buscados" y debiendo ordenar a ellos sus
elecciones libres, como algo en que se actúa y realiza
aquella vida individual según la que cada hombre percibe
que él vive y existe y entiende.

Santo Tomás afirma insistentemente,
distinguiéndolo del que se expresa en enunciaciones
objetivas que se enlazan discursivamente en el raciocinio, un
conocimiento "por connaturalidad" con lo conocido, como el que
tiene el virtuoso respecto de la vida moral, en concreto. Si no
existiese esta connaturalidad arraigada en la conciencia
existencial con lo aprehendido por el hombre, no
conoceríamos, ni práctica ni teóricamente,
la bondad del ente.

CONCLUSIÓN

El estudio del conocimiento constituye, por su propia
naturaleza, una de las partes esenciales de la filosofía,
la creciente importancia en la ciencia y la consiguiente
necesidad de dotarla de sólidos fundamentos
teóricos ha acrecentado aún más el interés
por la misma en el moderno pensamiento filosófico. Por
ello cuando hablamos de conocimiento no es un tema pasado, ni es
un problema antiguo; sino más bien una problemática
muy actual.

Cuando queremos dar alguna definición sobre que
es el conocimiento, decimos por ej: El conocimiento es una
relación entre Sujeto y objeto. Si a un ser se le
considera como un objeto es por la relación a un objeto, y
si a otro se le considera es por la relación a un sujeto.
El conocimiento es un fenómeno complejo que implica los
cuatro elementos (Sujeto, Objeto, Operación y
Representación interna) de tal manera que si fuera uno de
estos, aquel no existe.

Pero el problema radica en fundamentar si realmente
puedo explicar si existe un verdadero conocimiento. Si lo que
tengo a la vista, el objeto, coincide verdaderamente con lo que
tengo en mi mente o no. Muchos han tratado de hacer una teoría del
conocimiento. Algunos han convencido más otros
menos.

En mi opinión Santo Tomás explica de
manera fehaciente y definitiva que existe ese conocimiento, y que
lo que el entendimiento abstrae de la cosa, coincide con la cosa
misma. A mi parecer creo que se debe por que su
explicación satisface, pero además en su
explicación el conocimiento radica o está
sustentada en el ser.

Lo primero que se presenta al entendimiento es el ser y
lo verdadero del objeto, pero también el ser del sujeto;
este acto de entender es la participación del uno y del
otro; el sujeto lo que entiende, lo entiende en su ser. Para
Santo Tomás tiene que haber un fluido entre el sujeto
completo y la cosa completa; los dos revelan el ser.

Por una parte la doctrina epistemológica proviene
de la doctrina antropológica, para Santo Tomás, el
hombre es el ser más importante de todo lo creado, sobre
todo porque su alma es racional y espiritual. El conocimiento
sensible y el conocimiento abstracto están basados en la
realidad humana, pero Santo Tomás añade un
conocimiento extraordinario que es el conocimiento de
Dios.

Santo Tomás explica el conocimiento por el ser de
la cosa, ya que esta se pone en contacto con el ser mío, y
de esta manera, en esta conexión se puede conocer. El ser
de la cosa y mi ser están íntimamente ligados. Del
ser que capta el sujeto (con su ser), es una identidad nueva, de
allí sale la esencia.

Esta explicación es satisfactoria, por que hay
una unidad que lo explica, el ser de la cosa y mi propio ser, la
cosa y el sujeto cognoscente están ligado por algo, y es
allí donde se da el conocimiento. Si lo comparamos con la
teoría de Kant; es El mismo
que dice que al Noúmeno no lo podemos conocer, solo
podemos conocer el fenómeno (primera intuición
sensible); refiriéndose a lo externo, a lo de afuera, a la
cosa; en otras palabras lo externo o el noúmeno solo
actúa como un disparador, como estímulo, para que
el sujeto haga su primera intuición sensible
(fenómeno); en Kant el sujeto es totalmente activo con
respecto al conocimiento. Por otra parte con respecto al "ser"
podemos citar a Heidegger que afirmaba que a los griegos se le
escapó el ser, y de allí en más, todo fue
una ontología; podemos afirmar con toda verdad
que Heidegger no lo entendió a S. Tomás o no lo
leyó de
manera exhaustiva. S. Tomás basa su teoría del
conocimiento en el ser, como hemos dicho, y también toda
su filosofía.

Santo Tomás tiene una riqueza que para mucho es
como una fuente sellada, tal vez por que solo se llevan de
comentarios o tal vez por que es mal interpretado. S.
Tomás si habla del ser, y no se le escapó, al
contrario toda su filosofía esta basada en el ser.
Después de Santo Tomás no tenemos duda que la
escolástica se transformó en una filosofía
de conceptos y del ser solo quedó el ente. Tal vez sea el
momento de volver a la fuente y apreciar o redescubrir ese tesoro
de conocimiento que puede aportar Santo Tomás a la
realidad actual y al conocimiento.

"¿Cómo puede uno no ser tomista, si se
conoce a Sto. Tomás de Aquino?", se preguntaba E. Gilson.
Y seguía: "Pero ¿cuántos son los que lo
conocen? He ahí donde está la dificultad. . . La
ignorancia del tomismo es el gran obstáculo a su
difusión". Y, cuando se le preguntó:
"¿Cómo puede afrontar el tomismo las
filosofías de hoy?", contestó: "El afrontamiento se
haría fácilmente si se comenzase con profundizar el
mismo tomismo. Pero las dificultades pululan toda vez que se
comete la imprudencia de confrontar un tomismo mal comprendido o
insuficientemente profundizado con doctrinas "modernas" que, por
otra parte, tampoco son siempre mejor conocidas que él"
(Ensayos
Teológicos – Verbum Caro, Madrid – 1964
– I, 268.).

Para concluir este trabajo debo
afirmar que Santo Tomás no es verdaderamente conocido,
reconocido y difundido. No pienso que no deba ser analizado y
criticado, pienso que si esto ocurre por lo menos se
debería ir a la fuente, conocerlo bien, o mejor dicho se
debería interpretarlo como se debe, y se debería
profundizar en su pensamiento agudísimo y luego entonces
podremos discutir.

Puedo decir junto con Balthasar ("Teología y
Santidad") Que en Santo Tomás vamos a encontrar
vastísima cultura que
nos hace descubrir y apreciar los tesoros donde se encuentran.
Sigue diciendo Balthasar; "¡Qué riqueza de puntos de
vista, de perspectivas en todas direcciones, de incitaciones
esparcidas sin intención sistemática conserva
todavía Santo Tomás, si se compara con el esqueleto
de un manual de
hoy!"

Bibliografía

  • Copleston, Frederick. El pensamiento de Santo
    Tomás. México, D. F.: Fondo de Cultura
    Económica, 1960.
  • Fabro, Cornelio. Introducción al tomismo. Madrid:
    Ediciones Rialp, 1967. Introducción.
  • Gilson, Etienne. El tomismo. Introducción a la
    filosofía de Santo Tomás de Aquino. Pamplona;
    Ediciones Universidad de Navarra, 1987.
  • Internet: Sitio de Santo Tomás de
    Aquino.
  • Suma Teológica, Santo Tomás de Aquino,
    B.A.C., Madrid
  • La Ética, Santo Tomás de
    Aquino.

 

 

 

Autor:

Ramón Clemente Saracho

Ramón Clemente Saracho, profesor de
Filosofía. Actualmente haciendo una Licenciatura en la
Universidad de Morón.

Expositor en la "Cuarta Jornada sobre Cultura
Clásica. Filosofía – Literatura – Historia – Arte Griego
Romano" (I.S.F.D. Ricardo Rojas; Moreno Buenos
Aires).

Nacido en Posadas Misiones; el 30 de Mayo de 1963;
estudios en el Instituto Superior "Ruiz de Montoya" (Posadas
Misiones) y en el Instituto superior "Ricardo Rojas" (Moreno
Pcia. de Buenos Aires).

Partes: 1, 2
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